lunes, 2 de marzo de 2009

Leyenda de las Justas Medievales


Corría el año 1.434 cuando Don Suero de Quiñones, dolido por el desamor de una dama, se comprometió a mantener en su poder el paso del río, en nombre de su amada, con el apoyo de nueve amigos.

Dice la tradición que Don Suero había decidido hacer voto de ayuno todos los jueves y colgó de su cuello una argolla de hierro que simbolizaba la esclavitud de su amor por su dama, bajo el juramento de que sólo se desharía de esa penitencia si lograba romper, en el plazo de un mes, trescientas lanzas de caballeros adversarios.

Las justas medievales tambien fueron en honor de una dama. Imagen de Diario de León.
Desde el diez de julio de aquel año, 1434, y durante treinta días, Don Suero y los suyos estuvieron impidiendo el cruce del Órbigo, intercambiando combates con todo el que acudía por las inmediaciones. En honor de la dama se hicieron dueños del paso, hasta romper las trescientas lanzas de otros tantos caballeros.

Ausiàs March


El primer poeta culto, que, en el ámbito de la literatura catalano-valenciana, rompe con la tradición de la literatura provenzal: la lengua, las referencias culturales y el preciosismo de los trovadores. Nació probablemente en Gandía (Valencia), en el seno de una familia de la pequeña nobleza; su padre (Pere) y su tío (Jaume) fueron también poetas. Durante el reinado de Alfonso el Magnánimo tomó parte en diversas expediciones militares, por lo que fue recompensado con concesiones territoriales y títulos honoríficos. Establecido en Gandía, se casó con Isabel Martorell (1437), hermana de Joanot Martorell, autor de Tirant lo Blanc, y tras haber enviudado contrajo nuevas nupcias con Joana Escorna (1443) y se afincó en Valencia, donde murió. Sin descendencia de sus esposas, en el testamento del poeta se citan cuatro hijos naturales y varias concubinas. Sus 128 poemas son, en gran parte, el vigoroso testimonio de este hombre angustiado por la contradicción entre sus hondas convicciones religiosas, reforzadas con un conocimiento muy directo de la filosofía tomista, y su debilidad ante el amor carnal. Los recursos expresivos de los trovadores, de algún modo presentes, quedan desbordados por su lenguaje áspero y vigoroso, rico en antítesis y en insólitas comparaciones. Publicadas por primera vez con su correspondiente traducción castellana de Baltasar Romaní (1539), las poesías de Ausias March, con seis ediciones durante el siglo XVI, tuvieron una amplia repercusión en la poesía catalana y castellana de la época.

Joanot Martorell


Joanot Martorell
(Gandía, actual España, 1413/1415-id., 1468) Caballero y escritor valenciano. De noble linaje, pertenecía a una familia de caballeros belicosa y activa. En 1433 aparece citado en un documento como caballero, y en 1437 se tiene la primera noticia de su enfrentamiento con Joan de Monpalau, un primo suyo que había deshonrado a su hermana Damiata al no cumplir su promesa de casamiento.
Lo desafió a muerte y durante ocho meses intercambiaron letras de batalla, escritas según los cánones jurídicos y militares del género, en las que se pone de manifiesto el dominio, por parte de ambos, de la prosa y del uso de la ironía y el sarcasmo. Finalmente, en 1438 Martorell decidió buscar un juez que los emplazara para el duelo, y lo encontró en Enrique VI de Inglaterra, por lo que emprendió viaje a Londres. Una vez allí, el encuentro se aplazó, siendo más tarde zanjado mediante una suma de florines.
Martorell aprovechó para permanecer un año en la corte inglesa, donde estuvo en contacto con caballeros de toda Europa y tuvo la oportunidad de dedicarse a la lectura. Enrique VI le había dejado un valioso manuscrito que contenía una refundición francesa de la novela Guy de Warwich, que el escritor adaptó al catalán, intercalando episodios del Libre de l’ordre de cavalleria de Ramon Llul, con el título de Guillem de Vàroic.

La obra se convirtió en el esbozo de los primeros 39 capítulos de su obra maestra, y pieza fundamental en la evolución de la novela europea, el Tirant lo Blanc, que empezó a redactar en Valencia el 2 de enero de 1460.
Novela de aventuras caballerescas, la trama se articula en una estructura equilibrada y compleja, donde se alternan pasajes que van desde relatos puramente de batalla hasta disquisiciones de tono más reflexivo y carácter doctrinal, narrados con gran número de recursos prosísticos y con un dominio del lenguaje que abarca todos los niveles expresivos.

Universidades medievales europeas


Las Universidades medievales fueron las escuelas de la Baja Edad media. Sustituyeron a las escuelas palatinas, es decir, las escuelas que fundó Carlomagno en su imperio.
Las universidades se basaban en las siete artes liberares:
-Enseñanza literaria (gramática, retórica y dialéctica).
-Enseñanza científica ( aritmética, astronomía, música y geometría).
Enlos siglos XII y XIII, las escuelas palatinas con mejor enseñanza adquirian el nombre de universidades. Entre 1200 y 1400 se fundaron en Europa 52 Universidades y 29, dirigidas por el papa.
La primera universidad probablemente fuera la de Bolonia que fue especializada en derecho en el 1088, la siguióOxford sobre el 1096, la primera universidad española fue en Salamanca que su orgien ronda por el 1030.
La universidad de Uppsala (1477) fue la última de estas universidades pero la mejor en la especialidad de medicina y empezó a competir contra la Universidad de medicina de Montpellier.

Leyenda del puente Órbigo



Cuenta la tradición que en Hospital de Órbigo, en el año 1434, Año Santo, tuvo lugar la hazaña del Paso Honroso, protagonizada por el señor Don Suero de Quiñones y nueve de sus caballeros.
Suero de Quiñones pidió audiencia al rey Juan II de Castilla para exponer una petición. El rey se hallaba por entonces en el Castillo de la Mota (Medina del Campo -Valladolid) con toda su familia. La petición era obtener el permiso para llevar a cabo un torneo especial en que tendrían que participar a la fuerza todos los caballeros que pasaran por el lugar elegido, que era el puente de Hospital de Órbigo, situado en la ruta leonesa del Camino de Santiago. Si se negaban a participar, debían depositar un guante en señal de cobardía y atravesar el río vadeándolo.
Las justas tuvieron lugar desde el 10 de julio hasta el 9 de agosto, interrumpidas únicamente en la festividad de Santiago. Don Suero llevaba colgada al cuello cada jueves una argolla metálica, como prueba de amor hacia su dama. El motivo para proponer las justas del puente era poderse librar de dicha argolla peregrinando a Santiago después de haber vencido a todos los caballeros que se presentasen en dicho puente y tras haber roto 300 lanzas.
El rey le dio permiso y ofreció toda clase de facilidades. Invitó a los mejores caballeros del reino a que pasasen por el camino de Hospital de Órbigo hasta que Quiñones pudiera cumplir la prueba.
Herido al fin Don Suero, marchó en peregrinación a Compostela. Allí, depositado en la capilla de las reliquias catedralicias, se conserva la cinta azul propiedad de su señora que el caballero portara en prenda,alrededor de su brazo, mientras duró la gesta.

El Cid


Rodrigo Díaz nació en Vivar, pequeña aldea situada a 7 kilómetros de la ciudad de Burgos en 1043. Hijo de Diego Laínez, noble caballero de la Corte Castellana y de una hija de Rodrigo Alvarez. Descendiente es por línea paterna de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla.
A los 15 años quedó huérfano de padre y se crió en la corte del rey Fernando I junto al hijo del monarca, el príncipe Sancho. Ambos crecieron juntos y trabaron buena amistad durante cinco años. También se educó en las letras y en las leyes, seguramente en el monasterio de San Pedro de Cardeña, lecciones que le servirían posteriormente para representar en pleitos al mismo monasterio y también al mismísimo Alfonso VI el cual confió al burgalés numerosas misiones diplomáticas en las que debía conocer perfectamente las leyes.
Entre los años 1063 a 1072 fue el brazo derecho de don Sancho y guerreó junto a él en Zaragoza, Coimbra, y Zamora, época en la cual fue armado primeramente caballero y también nombrado Alférez y "príncipe de la hueste" de Sancho II.
A los 23 años obtuvo el título de "Campeador" -Campidoctor- al vencer en duelo personal al alférez del reino de Navarra.
A los 24 años era conocido ya como Cidi o Mío Cid, expresión de cariño y admiración.
Con la muerte de Sancho II en el cerco de Zamora y tras la jura de Santa Gadea tomada por Rodrigo al nuevo rey castellano, Alfonso VI, la suerte del Cid cambió y su gran capacidad fue desechada por la ira y envidia del nuevo monarca.
En 1081 el Cid es desterrado por primera vez de Castilla. 300 de los mejores caballeros castellanos le acompañaron en tan difícil situación. Esta etapa duró unos 6 años los cuales fueron aprovechados por Rodrigo y sus hombres para hacer de Zaragoza su cuartel general y luchar en el Levante.
Vuelve a Burgos en 1087 pero poco duró su paz con el rey por lo que marchó de hacia Valencia donde se convirtió en el protector del rey Al-Cádir y sometió a los reyezuelos de Albarracín y Alpuente.
El almorávide Yusuf cruza en 1089 el estrecho de Gibraltar y el rey Alfonso pide ayuda al caballero castellano, pero por una mal entendido entre ambos surge una nueva rencilla entre el rey y su leal súbdito y el monarca le destierra por segunda vez en 1089.
En los diez años siguientes, la fama del Cid se acrecentó espectacularmente al contrario que el reinado del rey. En menos de un año el Cid se hizo señor de los reinos moros de Lérida, Tortosa, Valencia, Denia, Albarracín, y Alpuente.
En torno al 1093, matan a su protegido de Valencia Al-Cádir, ciudad que fue tomada por Ben Yehhaf. El Cid asedió durante 19 meses la ciudad y finalmente entró triunfal en junio de 1094.
Rodrigo se convirtió en el señor de Valencia, otorgó a la ciudad un estatuto de justicia envidiable y equilibrado, restauró la religión cristiana y al mismo tiempo renovó la mezquita de los musulmanes, acuñó moneda, se rodeó de una corte de estilo oriental con poetas tanto árabes como cristianos y gentes eminentes en el mundo de las leyes, en definitiva, organizó con grandísima maestría la vida del municipio valenciano.
Aún habría de combatir numerosas batallas, como la que el mismo año le enfrentó al emperador almorávide Mahammad, sobrino de Yusuf, el cual se presentó a las puertas de Valencia con 150.000 caballeros. La victoria fue total, tan grande fue el número de enemigos como grande fue el botín a ellos recogido.
En 1097 muere en la batalla de Consuegra su único hijo varón, Diego.
El domingo 10 de julio de 1099, muere el Cid. Toda la cristiandad lloró su muerte.

III.- El Destierro.
Al morir Fernando I (primer rey de Castilla), divide su reino entre sus hijos. A Don García le da Galicia, a Don Alfonso León, Castilla a Don Sancho y Toro y Zamora a Doña Elvira y Doña Urraca respectivamente. Sancho no contento con el reparto intenta unificar los territorios con la ayuda de su alférez El Cid.
Juntos lucharon en varias batallas, entre ellas, el duelo judicial o campo de la verdad en el que el Cid derrotó al navarro Jimeno Garcés obteniendo el título de Campeador. también lucharon en las batallas de Llantada y Golpejar, en las cuales vencimos y derrotando a los leoneses, Alfonso pierde la corona de León en favor de Sancho, rey de Castilla. También acompañó el Cid al cerco de Zamora, donde el rey Sancho fue asesinado a traición por Bellido Dolfos.
Por ser el Cid jefe de las tropas del rey Sancho y por sus conocimientos jurídicos en Derecho Castellano, fue el mismo quien tomó juramento en la Iglesia de Santa Gadea de Burgos, a Don Alfonso, de no haber tenido arte ni parte en la muerte de Don Sancho.
Debido a esta razón, entre otras seguramente, el nuevo rey de Castilla, Alfonso VI, destituyó a Rodrigo de su cargo y nombró Alférez real a García Ordóñez, pasando el Cid a un segundo plano en la corte.
Tras esto, el Cid tomó matrimonio con Jimena, hija del Conde de Oviedo, nieta de Alfonso VI y biznieta de Alfonso V el 19 de Julio de 1074.
En 1079, se dirige a Sevilla para cobrar los tributos (parias) del rey de Sevilla a Alfonso VI. Esta en ello cuando él y el rey de Sevilla fueron atacados por el rey de Granada y García Ordoñez. Las mesnadas del Cid consiguen vencer a los asaltantes y Rodrigo humilla a García Ordóñez en el castillo de Cabra, pero a la vuelta a Burgos, este último, y Pedro Ansúrez, desencadenan traición contra el Cid, consiguiendo que Alfonso VI le destierre, y prohibe a todos los burgaleses darle ayuda o aposento alguno, como así dicen los versos del Cantar:
" Ya entra el Cid Ruy Díaz por Burgos;
sesenta pendones le acompañan.
Hombres y mujeres salen a verlo,
los burgaleses y burgalesas se asoman a las ventanas:
todos afligidos y llorosos.
De todas las bocas sale el mismo lamento:
¡Oh Dios, qué buen vasallo si tuviese buen Señor! "
Mio Çid Roy Díaz por Burgos entrove,
En sue compaña sessaenta pendones;
exien lo ver mugieres e varones,
burgeses e burgesas por las finiestras sone.
De las sus bocas todos dizían una razóne:
" Dios, que buen vassallo, si oviese buen señore! "

IV.- El Cantar del Cid.
Ni el mismísimo Cid podía imaginarse la trascendencia de su vida tras su muerte. Todos los juglares de los siglos posteriores a su muerte contarían en forma de cantares de gesta su vida y sus hazañas, así como también inventarían su leyenda.
Varios son los escritos sobre el Cid, pero destaca sobremanera el llamado Cantar de Mio Cid (nótese que no es Poema sino Cantar, ya que como letra de una canción ha de ser tomado y no texto de poema).
Así pues, El Cantar del Cid, es una canción recitada por los juglares de aquellos tiempos medievales. El texto que nos ha llegado, es una transcripción de un copista llamado Per Abbat en un manuscrito (del s. XIV, conservado en la Biblioteca Nacional). Aunque hay quien opina que pudiera ser el autor y no mero copista.
El manuscrito, al igual que su "primo" de La Chanson de Roland, no es de gran belleza y contiene varias faltas, algunas corregidas, esto es debido a una finalidad de uso por parte de los juglares y no para más altos menesteres.

Partes de un castillo


Partes principales:


Barbacana: Es una obra de fortificación situada frente a las murallas y protegiendo una puerta de acceso. Podían contar con portales propios fortificados de paso obligatorio para acceder a la puerta principal. Como ésta del castillo de Sigüenza (Guadalajara).


Torre del homenaje. Es la torre principal del castillo, residencia de los responsables del mismo, normalmente la más alta y fuerte, y estaba situada en el lugar de más fácil defensa. Era el lugar más protegido y en caso necesario podía conventirse en el último núcleo de resistencia.

Foso: trinchera excavada frente a los muros de una fortificación. Su misión principal era impedir que las máquinas de asalto se aproximarann a los muros. Un ejemplo magnífico lo podemos ver en el castillo de Bellver, Mallorca (1300-1314).


El rastrillo o peine suele ser una pesada reja, rematada abajo en puntas que formaba parte de las fortificaciones de la puerta, junto al puente levadizo y la barbacana.

Almenas, tenían como función proteger a los defensores, algunas tenían orifcios, como troneras (para las armas de fuego) o saeteras (para lanzar armas arrojadizas.


Adarve o camino de ronda, donde se parapetaban los defensores.


Partes comunes a la mayoría de los castillos:

Muros gruesos: que podían tener unos sus 2,5 metros de ancho y los de las torres podían ser todavía más anchos.
Foso: gran zanja llena de agua que rodeaba al castillo por los lados que no estaban protegidos por el precipicio. Los peces y aves del foso servían de alimento.
Puente levadizo: en su posición normal él punte se extendía sobre el foso lleno de agua, cuando el peligro acechaba la guardia lo levantaba.
Murallas: rodeaban al castillo. Eran altas y desde sus torres los defensores podían ver si alguien se aproximaba para dispararle con los arcos o las maquinas de asedio.
Puertas: por lo general era el primer sitio por donde atacar, era fuerte y tenía trampas crueles que esperaban los intrusos.
Rastrillo: protegía a la puerta de los ataques invasores. Tenía forma de reja y estaba hecho con madera de roble, recubierto con láminas de hierro para prevenir que fuera incendiado.
Aspilleras: abertura por las que disparaban los arqueros, se ensanchaban hacía el interior para que el arquero pudiera disparar sin exponerse a que le disparasen, también servían para dejar pasar la luz y el aire.
Torre del homenaje: en ella vivían el señor y su familia situada en corazón del castillo, si el castillo era atacado los defensores se retiraban a ella y luchaban hasta el final.